Frente al nuevo contexto económico global, caracterizado por la súbita expansión de los mercados internos, dentro de sus estrategias de política pública, el Perú ha logrado incorporar múltiples esfuerzos dirigidos a una gradual y dinámica inserción en el mercado internacional. En este contexto, se explica el interés por la firma de nuevos tratados de libre comercio con socios comerciales, nuevos esquemas tributarios en el tratamiento de los aranceles, esquemas adicionales de promoción de la inversión privada, entre otros. Esta oportuna reacción se ha acompañado, cronológicamente, de reformas en la estructura y funcionamiento del Estado. Todas ellas orientadas al logro de mayores niveles de eficiencia en la gestión pública y al fortalecimiento de las potencialidades productivas en los niveles regional y local. Bajo este marco, consideramos que la reforma más importante es el proceso de descentralización, que consiste en la transferencia de funciones, competencias y recursos a los niveles subnacionales de gobierno (regionales y locales).
Sin embargo, si bien tales procesos de reforma siguen teóricamente una misma línea (su orientación a la consolidación de los mercados regionales y locales), en la práctica, la actuación del Estado no se ha caracterizado por su efectividad en el desarrollo de las potencialidades económicas y productivas de los departamentos y provincias.
Elementos como el fracaso en el proceso de conformación de regiones y la continua modificación de las normas sobre el proceso de descentralización, constituyen señales de una limitada visión y de la falta de políticas, herramientas y gestión orientadas a un efectivo proceso de descentralización.
Por lo tanto, el desarrollo de instrumentos aislados, dirigidos al incremento de los niveles de competitividad, como los que se encuentran plasmados en el Plan Nacional de Competitividad y en los Planes Regionales de Competitividad, tienen una escasa posibilidad de éxito. Esto, porque no existe una auténtica coordinación política y de gestión entre los diferentes niveles de Gobierno (nacional, regional y local) ni entre los distintos sectores económicos involucrados en el desarrollo productivo.
LA NECESIDAD DE UNA VISIÓN DESCENTRALISTA
Para seguir un objetivo tan ambicioso como el que establece el Plan Nacional de Competitividad1:“mejorar la competitividad de las empresas para su exitosa inserción en el mercado global para el desarrollo social”, es vital definir claramente las políticas y las líneas de acción del Gobierno nacional y, al mismo tiempo, establecer una efectiva participación de los gobiernos regionales y locales en la formulación de la estrategia y en su gestión. Por lo tanto, el Gobierno nacional debería buscar el establecimiento de mecanismos para la participación más activa de los gobiernos subnacionales en el proceso de descentralización.
Aunque en muchos países el manejo de la promoción de las potencialidades económicas y la mejora de los niveles de competitividad se concentra en el Gobierno nacional, el Perú tiene la necesidad de asegurar una perspectiva regionalista en el manejo de las potencialidades económicas por su alto grado de heterogeneidad y los fuertes desbalances que existen entre las regiones. Este aspecto, si bien se toma en cuenta en la legislación relacionada con la competencia y funciones de los gobiernos regionales y locales (Ley de Bases de la Descentralización, Ley Orgánica de Gobiernos Regionales, Ley Orgánica de Municipalidades), no se ha desarrollado en lineamientos específicos que puedan ser la base de un plan de acción a corto y mediano plazo.
COMPETITIVIDAD COMO INSTRUMENTO DE MEDICIÓN DEL DESARROLLO
En el mundo existen una serie de instituciones que miden los niveles de competitividad entre los países. En este sentido, el informe más reconocido es el elaborado por el World Economic Forum (WEF), que realiza un ranquin entre más de 120 países mediante la construcción de variables que abarcan las dimensiones más relevantes en el tema de competitividad. Los resultados de estos estudios son publicados en sus informes anuales denominados Global Competitiveness Report
La importancia de esta publicación radica en la posibilidad de determinar las fuentes del crecimiento económico de una economía, sus limitantes, así como el contexto en el que opera su actividad productiva.
La idea de aplicar este tipo de instrumentos para determinar el estatus productivo de un país con relación a los demás, puede también ser plasmado al interior de un país para establecer el estatus de una jurisdicción subnacional en comparación con las otras y, aun más, para identificar los factores que son deficitarios en dicha jurisdicción. Esto puede servir para tomar medidas correctivas y disminuir los desbalances. Todo contribuiría, al mismo tiempo, a aumentar los niveles de competitividad en el ámbito nacional.
Esta herramienta para la medición de la competitividad al interior de un país ya ha sido empleada en otros lugares, como Chile, Filipinas, Colombia y Reino Unido. En el caso peruano, se han realizado estudios de competitividad regional elaborados –pero no publicados– por el Consejo Nacional de Descentralización (CND). Sin embargo, el esfuerzo más concreto es el que realiza el Consejo Nacional de Competitividad (CNC). Esta institución está desarrollando una metodología para calcular un ranquin departamental en función de variables agrupadas en varias dimensiones (desempeño económico, gestión del Gobierno regional, articulación empresarial, entre otros)2.
Este tipo de análisis puede constituir una herramienta sumamente útil para las autoridades nacionales y regionales. La información brindada por el ranquin puede ser el primer paso en la detección de aquellos factores que impulsan o disminuyen los niveles de competitividad en cada departamento. Ello podrá contribuir a la definición de las necesidades prioritarias para la mejora de las potencialidades productivas de cada región y la coordinación de decisiones de política pública nacional, regional o local.
COMPETITIVIDAD Y ACREDITACIÓN REGIONAL
Si bien legalmente existe la obligación de aprobar un Plan de Competitividad Regional por parte de los gobiernos regionales, este elemento no está considerado dentro de los requisitos para la acreditación de dichos gobiernos. Ello implica, según la legislación actual, que las estrategias de competitividad de ese nivel de gobierno no trasciendan a los ámbitos de formulación de políticas públicas ni a las estrategias ni a la gestión. Esto nos parece incorrecto. El Plan de Competitividad Regional debería constituir un elemento clave para la acreditación y debería vincularse al ranquin regional del que hemos hablado líneas arriba. Con ello se establecerían criterios objetivos –útiles para los tres niveles de gobierno– para la identificación de problemas, acciones, avances y resultados en la aplicación y gestión de políticas públicas en pro del desarrollo económico y productivo. Al establecerse como un requisito de la acreditación, se estaría estableciendo un incentivo que aseguraría que dichos aspectos sean considerados por los niveles de gobierno involucrados en el proceso de descentralización.
CONCLUSIONES
A manera de conclusión, debemos señalar que la existencia formal de un proceso de descentralización, de planes o de estrategias de aumento de competitividad, no garantizan nada. Más bien, podrían resultar ineficaces y redundantes, en la medida que se conciban como un fin y no como instrumentos para el desarrollo económico y productivo a largo plazo.
Como ya hemos señalado, las políticas y estrategias nacionales de competitividad deberían –por un lado– articular al sector público de manera vertical (esto es, considerando los tres niveles de gobierno) y –por el otro– coordinar la acción del sector público con el sector privado de manera horizontal.
Para el desarrollo de las acciones indicadas, el uso de indicadores de competitividad puede resultar particularmente útil, ya que se podrían identificar barreras y potencialidades, pero también acciones y metas por alcanzar. Con ello se contribuiría al desarrollo productivo, agregado, homogéneo y estable en el país.
Notas
1. Consejo Nacional de Competitividad-CNC(2005). Plan Nacional de Competitividad. Lima: CNC
2. Casas, Carlos (2005). “Sistema de Indicadores Regionales de Competitividad”. Lima: CNC.
Fuente: Juan José Martínez, Silvana Huanqui Valcárcel
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