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Hace unos meses, la cuenta de Instagram de Karlie Kloss, la modelo del momento –que tiene más de 2.7 millones de seguidores– se llenó de fotos pintorescas de Lima, Cusco y sus alrededores. Junto a ella aparecía Derek Blasberg, uno de los grandes socialités neoyorquinos, conocido por ser gran amigo de la élite del jet set global.
Ambos retrataban su paso por el museo Larco Herrera, los fundos de Mamacona llenos de caballos de paso, sus degustaciones de pisco sour y su paseo por Machu Picchu.
Kloss llegaba al Perú a protagonizar un editorial de moda paraVogue USA, en la que el chalán y los caballos eran tanto o más protagonistas que ella. Llegaba junto al reconocido fotógrafo Mario Testino y el equipo editorial de Vogue, encabezado por Hamish Bowles, quien en su reseña sobre el país contaba lo divertido que era pasear en yate por la bahía de la capital (en nada más y nada menos que el yate de Eduardo Hochschild), comer cebiche y, cómo no, conocer el Cusco.
Testino sin duda ha contribuido a posicionar al Perú como destino de lujo, de experiencias, de culturas que se encuentran. Los invitados de Testino no son sólo parte del jet set mundial. Son quienes determinan, definen y detallan las nuevas tendencias y los puntos de encuentro de moda a nivel global. Quizá por ello y porque los millones de seguidores de Kloss, entre otros, ven al país con nuevos ojos, hoy está cada vez más de moda, sobre todo entre un público joven, con mayor capacidad de gasto.
Vogue no ha sido la única revista cuyas páginas han destacado rutas conspicuas y de nicho en el Perú. En los primeros seis meses del año, el Financial Times (FT) reseñó dos destinos peruanos para consumidores específicos: la ruta del pisco en el sur, para los amantes de la cata de tragos, y Máncora como paraíso del surf, de la playa y de la vida sana. Hace poco, The New York Times sumó Limaa su conocido formato de recomendación de viajes 36 Hours y recomendó a la capital como un destino para viajeros de buen paladar, amantes del arte, de la moda, de la música y del buen vivir.
Al interés internacional se le suma una efervescente oferta turística.La gama de establecimientos cada vez más sofisticados (como el Hotel B en Lima, el Palacio de las Nazarenas de Belmond en el Cusco, el hotel Titilaka en el lago Titicaca, el hotel de Inkaterra en Aguas Calientes y, sobre todo, el Skylodge, hotel colgante en el Cusco, entre otros) atrae cada vez a más turistas de lujo. Por ejemplo, los lujosísimos cruceros que atraviesan la reserva de Pacaya-Samiria y parte del Amazonas en Loreto convocan a un público aventurero, pero acostumbrado a tener la máxima comodidad a la hora de viajar. Éste fue el caso de una familia real nórdica, que reservó un barco entero para viajar por la selva durante una semana.
FENÓMENO RECIENTE
Ahora bien, esta efervescencia es un fenómeno reciente. A inicios de los noventa, Estados Unidos aún alertaba a sus turistas sobre los riesgos de llegar al Perú, y ha tomado más de 15 años llegar a este punto. El punto de inflexión, podría asegurarse, se dio en 1999 con la llegada de Orient Express (hoy Belmond) al Perú. En esa fecha, la cadena de hoteles de lujo, cuya estrategia siempre había sido estar presente en lugares exóticos pero ofreciendo la máxima calidad y confort en sus establecimientos, apostó por abrir un hotel en Machu Picchu, al que llamó el Sanctuary Lodge, su hoy conocido mundialmente hotel Monasterio en el Cusco, así como dos trenes de lujo en esa zona. Hasta ese momento en el Perú, el Cusco no tenía un hotel de estándares internacionales para albergar a turistas gastadores, sólo hotelitos para mochileros.
Y en Lima, donde el turista promedio no se quedaba más de dos noches, sólo existía el Country Club Hotel, el Sonesta y el Oro Verde (luego Swissôtel). Con la llegada de Orient Express se inició una nueva era de turismo de lujo: empezaron a aparecer personajes como Leonardo DiCaprio, Gisele Bündchen y, unos años después, Susan Sarandon. En el 2001, Orient Express adquirió el hotelMiraflores Park Plaza, y así arrancó el inicio de la llegada del turismo de lujo a la capital. La apertura del JW Marriott Hotel en Lima también marcó un cambio para el turismo de lujo y corporativo que comenzaba a llegar a la ciudad. En paralelo el desarrollo de la industria gastronómica se estaba gestando.
Si bien la ampliación de la oferta de grandes hoteles ha constituido una serie de hitos importantes, al desarrollo del turismo high-end también han contribuido la modernización de la infraestructura aeroportuaria; la incorporación de Machu Picchu a las 7 Maravillas del Mundo en el 2007; el centenario de la Ciudadela Inca, fiesta a la cual llegaron varias celebridades mundiales, y la elaboración de laMarca País. Esta última ha sido clave para posicionar al Perú en la mente de los turistas globales. Todos estos factores en conjunto hicieron que el número de turistas que llegan al Perú creciera explosivamente entre el 2005 y el 2011 (66%).
EL LUJO CRECE
Hoy el Perú recibe aproximadamente tres millones de turistas al año. El 6% de esa cifra representa al turismo de lujo. Cada uno de estos turistas gasta en promedio US$7,000 al día. Es un segmento que crece 7% al año en el Perú, muy por encima del 3% al que creció el turismo general el año pasado, según data de Canatur.
También es una tendencia global: en los últimos cinco años el turismo de lujo registró un crecimiento de 48% a nivel global. Ha crecido más del doble que otro tipo de viajes, según el informe de World Travel Monitor, realizado por la consultora IPK International.Los que impulsan el crecimiento son nuevos turistas de mercados emergentes con cada vez más poder adquisitivo y gustos por comodidad y experiencias únicas. Brasil, Argentina y Uruguay son los tres principales destinos que atraen al turismo de lujo y al jet-setinternacional en la región, pero poco a poco el Perú está empezando a posicionarse como uno de los nuevos lugares que es necesario visitar. Ello incluso pese a que aún no hay hoteles de las marcas Four Seasons, Ritz o Aman Resorts, que tienden a ser los más high-end de las cadenas internacionales. En todo caso, según la Sociedad de Hoteles del Perú, en los próximos cuatro años se construirán 102 hoteles en el Perú, para lo cual se invertirá más de US$1,211 millones. Sólo en el 2014, la inversión hotelera en el país alcanzó los US$62 millones. Habrá que ver en cuántos posts de Instagram,Facebook o tweets de ricos y famosos derivan estas inversiones.
FUENTE: SEMANA ECONÓMICA
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