Es importante destacar que los organismos internacionales reconocen la situación del Perú: que la desaceleración económica es severa y que la recuperación tomará tiempo. Esto establece enormes desafíos para los policymakers, tal como destacaron los expositores de la reunión anual del Banco Mundial y del FMI.
Dos son los principales problemas reconocidos. Los menores ingresos fiscales por los menores precios de los commodities reducen el espacio para la política fiscal expansiva y la depreciación de las monedas incrementa las presiones inflacionarias.
Un nuevo y permanente contexto de precios bajos de los commodities afecta directamente los ingresos fiscales y los presupuestos públicos. No sólo impacta negativamente en los términos de intercambio y en las exportaciones, sino que implica también menores transferencias al Estado, lo que golpea el crecimiento. “El impacto más dañino se da en el crecimiento de largo plazo”, señaló Mitsuhiro Furusawa, deputy manager director del FMI. “Luego de períodos de boom, el crecimiento de los años siguientes en los países exportadores de commodities es bajo o incluso negativo”, agregó.
El presupuesto público del Perú revela este impacto: para el 2016 plantea un incremento del gasto de 3.5% respecto al 2014, menor que el incremento de 10% del presupuesto público 2015. Esto se refleja en menores asignaciones a determinados sectores. Mientras en el presupuesto del 2015 la asignación para educación tuvo un crecimiento de 22%, este año éste fue sólo de cerca de 7%.
A esto se suma la baja de los ingresos por impuesto a la renta, luego de su reducción a las personas naturales y empresas como parte de uno de los paquetes de reactivación. Entre enero y agosto cayeron 11.4% respecto al año anterior, y si en el 2014 representaron el 7% del PBI, hoy sólo representan el 5.8%. La mayor baja se registró en el segmento de personas jurídicas, que cayó 15.6%, y hoy representa sólo el 2.7% del PBI, luego de que en el 2004 representara el 4.4%.
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